QUINTO CAFÉ
Ruedas rotunda
rueca profunda donde se ovilla mi cansado corazón.
Hila torbellino cruel,
hilandera... infiel
A esta hora donde se sufre por adelantado
el trozo adiós de tu locura,
calla mientras el café cura
las huellas de tu espina metafísica.
Se sufre por adelantado
aquí,
donde para siempre inmolo mi pasión,
donde cada niño nace viejo
y piensa en lagartijas vesperales
¡Oh inmensa cola sauria que latiguea
en los más íntimos confines de una manzana podrida!
Yo no sé decir si es desierto o arena
lo cierto se enreda en tu rueca y rueda y rueda
hasta convertirse en líquido sol
hasta cansarse de sed dolor.
Aquí se sufre por adelantado
mientras ríe el blanco cuervo
de tus negros senos a medianoche
Mientras mis dedos descubren el hoyo infinito
donde mi lengua viaja anhelando tu saliva
Ruedas rotunda,
mientras las gotas del quinto café
invaden los tácitos segmentos de aquesta noche cruel
y este cuerpo antracita que ya no crece,
y aqueste cuerpo gaviota que ya no vuela
Ya no vuelvas por mí,
tengo afinado cada hebra a puro pecho
enredada cada fibra a pura espalda
Tengo tus ojos cayendo infinitos en esta noche café,
tengo tu alma sobre la mía
y cada vez que siento tu peso
me siento aquel niño
que destetaste a medianoche
y condenaste a beber de este quinto café
para siempre
Viernes 13 de enero de 2012
Edgar Alberto Norabuena Figueroa
Ruedas rotunda
rueca profunda donde se ovilla mi cansado corazón.
Hila torbellino cruel,
hilandera... infiel
A esta hora donde se sufre por adelantado
el trozo adiós de tu locura,
calla mientras el café cura
las huellas de tu espina metafísica.
Se sufre por adelantado
aquí,
donde para siempre inmolo mi pasión,
donde cada niño nace viejo
y piensa en lagartijas vesperales
¡Oh inmensa cola sauria que latiguea
en los más íntimos confines de una manzana podrida!
Yo no sé decir si es desierto o arena
lo cierto se enreda en tu rueca y rueda y rueda
hasta convertirse en líquido sol
hasta cansarse de sed dolor.
Aquí se sufre por adelantado
mientras ríe el blanco cuervo
de tus negros senos a medianoche
Mientras mis dedos descubren el hoyo infinito
donde mi lengua viaja anhelando tu saliva
Ruedas rotunda,
mientras las gotas del quinto café
invaden los tácitos segmentos de aquesta noche cruel
y este cuerpo antracita que ya no crece,
y aqueste cuerpo gaviota que ya no vuela
Ya no vuelvas por mí,
tengo afinado cada hebra a puro pecho
enredada cada fibra a pura espalda
Tengo tus ojos cayendo infinitos en esta noche café,
tengo tu alma sobre la mía
y cada vez que siento tu peso
me siento aquel niño
que destetaste a medianoche
y condenaste a beber de este quinto café
para siempre
Viernes 13 de enero de 2012
Edgar Alberto Norabuena Figueroa
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